martes, 1 de septiembre de 2015

QUE BONITO DÍA EN CHIMALHUACÁN: crónica de la familia Rodríguez Lozano



​Como cada fin de semana, Armenta Rodríguez Lozano, acompañada de sus tres pequeños hijos Jorge, Javier y Agustín, disfruta gratuitamente del programa municipal Sábados y domingos culturales en el Paseo Guerrero Chimalli, sitio al que llega con sólo 50 pesos.

Sin importar que el día fuera gris, la familia Rodríguez acudió más temprano que de costumbre para recorrer la Plaza Tlacaélel, espacio público que fue inaugurado por el gobierno municipal en el año 2009, donde converge la cultura prehispánica con la música vernácula, norteña y de banda.

Con asombro, los menores observaron una réplica exacta de la Piedra del sol, mejor conocida como Calendario Azteca y una escultura del estadista, pensador y economista mexica Tlacaélel; ambas figuras esculpidas por las manos de canteros chimalhuacanos, cuyo legado proviene de la cultura tolteca.

Entre la Piedra del sol y la figura de Tlacaélel, Agustín y sus hermanos se postraron justo sobre la casi imperceptible figura de la Diosa mexica Coyoxautli, quien se encuentra recostada en el suelo mirando al cielo.

Justo en este sitio, doña Armenta y sus pequeños admiraron el talento de grupos chimalhuacanos, quienes con sus danzas cósmico-precuahutémicos reafirman el sentimiento de orgullo indígena.

En punto de las 17:00 horas, los pequeños Jorge, Javier y Agustín corrieron rumbo al Guerrero Chimalli, donde los esperaba la música y las danzas del grupo denominado Calpulli Teslayum Tepalcayotl. Los niños danzaron como los ancestros prehispánicos, no tenían idea de sus movimientos pero una extraña fuerza los impulsa a moverse como los danzantes.

Cuando Tlaloc, Dios de la lluvia se hizo presente, Armenta y sus niños se arremolinaron en la carpa instalada a espaldas del Guerrero Chimalli, ahí fueron cobijados por la música mexicana de Jorge Alejandro quien interpretó los temas: Caballo viejo de Roberto Torres, Pero la recuerdo de Pancho Barraza y Por qué me haces llorar de Juan Gabriel, entre otros.


Cuando la lluvia cesó, la familia se traslado a los pies del Guerrero Chimalli, donde ya los esperaba el espectáculo multicolor de la fuente danzarina. Saltos, gritos, risas y caras empapadas de alegría, fueron el resultado de una tarde en el Paseo Guerrero Chimalli en Chimalhuacán.

Al concluir el espectáculo, Armenta puso la ropa mojada de sus pequeños en una bolsa de rafia, alistó su cabello mojado con un prendedor rojo y antes de abordar el transporte que la regresó a su hogar, miró al cielo y afirmó “que bonito día”.

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