El
organismo presenta un informe sobre el grado de cumplimiento de los Objetivos
de Desarrollo del Milenio (ODM) en América Latina y el Caribe.
(9
de septiembre, 2015) A dos semanas de que los 193 Estados miembros de las
Naciones Unidas aprueben en Nueva York la agenda 2030 de desarrollo sostenible,
la CEPAL concluye en un análisis que América Latina y el Caribe cumplió varias
metas clave de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y, si bien estos
tuvieron limitaciones en su formulación, sus resultados son el punto de partida
para abordar los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible, con un carácter más
ambicioso, integral y universal.
Según
la evaluación de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL),
los países de la región lograron entre 2000 y 2015 avances importantes en la
reducción de la pobreza extrema, el hambre y la mortalidad infantil, la
incorporación de las niñas a la educación y el acceso a agua potable, pero
deben hacer mayores esfuerzos en la reducción de la mortalidad materna y de las
emisiones de gases de efecto invernadero, entre otras áreas.
“La
nueva agenda 2030 supone un avance respecto a los ODM, al pasar a una mirada
más holística, participativa, interdisciplinaria y universal, donde el desarrollo
debe estar orientado al cierre de brechas estructurales con sostenibilidad
ambiental, para lograr mayor igualdad”, subrayó la Secretaria Ejecutiva de la
CEPAL, Alicia Bárcena, sobre el informe titulado América Latina y el Caribe:
una mirada hacia el futuro desde los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Los
ODM fueron aprobados en septiembre de 2000 por 189 Estados miembros de las
Naciones Unidas y constituyeron la hoja de ruta del desarrollo durante los
últimos quince años.
De
acuerdo con el documento, la región cumplió el primer ODM, orientado a
erradicar la pobreza extrema y el hambre, ya que entre 1990 y 2015 logró
reducir en más de la mitad el porcentaje
de personas con ingresos inferiores a un dólar -4,6% vivía con menos de 1,25
dólares diarios en 2011, frente a 12,6% en 1990-, así como la proporción de
personas que pasan hambre, que se redujo desde 14,7% en el bienio 1990-1992
hasta 5,5% en 2014-2016-. Además, las cifras de participación laboral y
desempleo muestran ahora los mejores niveles de los últimos 20 años.
Respecto
al segundo ODM, dedicado a lograr la enseñanza primaria universal, en América
Latina y el Caribe se estima que la tasa neta de matrícula en ese nivel al año
2015 es de 93%, mientras que, para el caso de América Latina, alrededor de 92%
de los jóvenes entre 15 y 19 años han culminado un ciclo completo de educación
primaria. Sin embargo, en ninguno de estos casos, acceso y conclusión de
estudios, se logra alcanzar la meta de universalidad. Por otra parte, el nivel
de analfabetismo entre las personas de 15 a 24 años del conjunto de la región
descendió de 6,9% en 1990 a 1,7% en 2015, aunque sigue preocupando el
analfabetismo funcional.
Dentro
del tercer ODM, sobre la promoción de la igualdad de género y la autonomía de
la mujer, la región cumplió la meta de asegurar el acceso de las niñas a la
educación primaria, secundaria y superior, aunque esto no se ha traducido en
una mejora equivalente de su situación en el mercado de trabajo, donde
mantienen una menor participación laboral y reciben salarios inferiores a los
de sus compañeros. En el ámbito político, en 2015 la proporción de mujeres en
los parlamentos nacionales ascendió a 27,4%, cerca del umbral establecido para
el logro de la meta (30%).
América
Latina y el Caribe también cumplió el cuarto ODM, ya que redujo en dos tercios
las muertes de menores de 5 años -de 54 a 18 por cada 1.000 nacidos vivos-
entre 1990 y 2013, aunque en ese año hubo 196.000 fallecimientos entre los
niños de este grupo de edad. Por otra parte, la región logró eliminar el
sarampión casi por completo a principios de la década de 2000, y en 2013 gran
parte de los países alcanzaron una cobertura de vacunación contra esa
enfermedad superior a 90% entre los menores de 1 año.
En
el marco del quinto ODM, que propuso mejorar la salud materna, la región
todavía muestra altos niveles de mortalidad materna y de fecundidad
adolescente. En 2013 en América Latina y el Caribe hubo 85 muertes maternas por
cada 100.000 nacidos vivos, lo que supone una reducción de 39% respecto a 1990,
lejos del 75% propuesto. Además, en la región se registran 75,5 nacidos vivos
de madres de 15 a 19 años de edad por cada 1.000 mujeres de esa franja etaria.
Con todo, ha habido progresos en la planificación familiar, en la atención
prenatal y en la asistencia de partos por personal especializado.
El
sexto ODM trató sobre el combate del VIH/SIDA, el paludismo y otras
enfermedades. América Latina presenta una prevalencia del VIH/SIDA inferior al
promedio mundial (0,4%), pero esta se eleva al 1,1% en el Caribe, la segunda
mayor después de África Subsahariana. Con todo, América Latina y el Caribe es
la región del mundo con la mayor cobertura del tratamiento antirretroviral.
Además, también ha progresado en el control de enfermedades contagiosas
prevenibles como la tuberculosis y el paludismo.
En
cuanto al séptimo ODM, relativo a garantizar la sostenibilidad del medio
ambiente, en 2012 América Latina y el Caribe emitió 7,7 toneladas anuales per
cápita de gases de efecto invernadero, por encima de la media mundial de 6,7
toneladas. En cambio, redujo el consumo de sustancias que agotan la capa de
ozono y aumentó las superficies terrestres y marinas protegidas (de 4,9% en
1990 a 13,3% en 2014). También alcanzó la meta de acceso sostenible al agua
potable (95% en 2015) y estuvo cerca de lograr la de uso de instalaciones de
saneamiento mejorado.
Dentro
del octavo ODM, vinculado a la creación de una alianza mundial para el
desarrollo, el documento destaca que América Latina y el Caribe pasó de recibir
14% a 7,6% del total mundial de ayuda oficial al desarrollo (AOD) entre 1960 y
la década actual, lo que puede relacionarse con la tendencia de los donantes a
dar prioridad a los países de ingresos bajos en detrimento de aquellos de renta
media, que son mayoritarios en esta región. Los flujos de AOD en América Latina
y el Caribe son en la actualidad inferiores a la inversión extranjera directa
(IED), las remesas y los flujos de cartera, pero siguen siendo importantes para
varios de los países de menores ingresos y tamaño.
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